El emprendimiento como vehículo fundamental del crecimiento económico ha sido reconocido de manera creciente en los últimos años (Acs et al. 2008; Anokhin et al. 2008; Cumming et al 2013, Naudé 2009).
La generación de empleo y la innovación con la introducción de bienes y servicios nuevos o mejorados, o de un proceso productivo superior son los principales canales a través de los cuales las empresas favorecen el crecimiento, con sus correspondientes efectos en el bienestar de la sociedad. Como consecuencia, existe hoy un mayor interés de los Gobiernos por conocer más de cerca cómo funcionan las empresas de la economía y cuáles son las limitaciones que enfrentan a
fin de poder diseñar políticas que estimulen su crecimiento.
En el Perú, el tejido empresarial formal está conformado en un 99,5% por micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes). Se trata de un segmento bastante dinámico en cuanto a sus tasas de creación y cierre; pero es igualmente heterogéneo en cuanto a sus características y desempeño. Esto hace que no sea adecuado pensar en las mipymes como un conjunto uniforme de unidades productivas y menos pretender que las estrategias para incentivar su crecimiento sean igualmente efectivas cuando se implementan sin tener en cuenta sus particularidades.
Autor: | PRODUCE |
Páginas: | 50 |
Publicación: | 2013 |
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